martes, 6 de septiembre de 2011

La Plataforma de Ayuda a la Mujer Embarazada: Un año de esperanza

Cuando nos encontramos delante una mujer que se ha planteado optar por la interrupción voluntaria de su embarazo, ¿sabemos qué hay detrás? ¿Hay un caso, un problema o una situación por resolver? Realmente no es así. Nos encontramos a una persona, a una mujer que realmente ama, que tiene sentimientos, que tiene sueños, proyectos, que tiene, en algunos casos, una vida hecha, que tiene hijos, que tiene una familia… De repente, se quedó embarazada.. Debemos preguntarnos qué circunstancias personales, sociales, laborales, afectivas y familiares vive. En algunos casos, cuando se trata de menores de edad, no hay confianza en el entorno familiar, sin apoyo emocional y/o económico, sin pareja sólida y estable o sin ella, sin trabajo, en el paro, con maltratos físicos y bajo presiones psicológicas, indocumentada, abusada, explotada, una persona inestable, está coaccionada su libertad, está agobiada y, sobre todo, está sola. Realmente es una persona que está sola, que quiere ser amada, escuchada, no que se le diga lo que tiene que hacer porque, por encima de todo, están su libertad y el respeto de su dignidad como persona.
Pero, ¿quiénes somos? ¿Qué nos mueve? ¿Qué ofrecemos? ¿Cuál es nuestro objetivo en relación con las mujeres embarazadas? Somos un grupo de personas pertenecientes a diversas asociaciones de Jaén: Cáritas, Delegación Diocesana de Familia y Vida, Adevida, las Hermanas de la Consolación de Linares y Derecho a Vivir, con un compromiso libre, voluntario y desinteresado que ha dado vida a la Plataforma de ayuda a la Mujer Embrazada en Jaén.
Hace un año, iniciamos esta experiencia rica en relaciones de fraternidad, una oportunidad de madurar constantemente en la donación e intercambio de los propios talentos, de recursos, experiencias, tiempos, necesidades y/o dificultades que contribuyen al crecimiento humano personal y colectivo de quienes estamos involucrados  caminando junto a quienes traen necesidades, dificultades o problemas para acompañarles en el recorrido cotidiano de aquello que el ser humano busca: la libertad, la felicidad y el amor. El recorrido hasta ahora es corto, pero aún nos queda mucho por hacer.
En estos meses hemos entrado en contacto o atendido directamente a 21 mujeres gestantes, de las cuales 5 eran emigrantes y 16 españolas. Sus edades están comprendidas entre los 17 y los 43 años. Tenemos reportadas 6 interrupciones voluntarias, todas fuera de la provincia, y  12 mujeres que han decidido seguir adelante con sus embarazos. De tres desconocemos su fin.
La Plataforma quiere o intenta ser una respuesta y una posibilidad  para apoyar la lucha a favor de la vida, para ayudar a la mujer embarazada con necesidad o exclusión, para que no se vea obligada a optar, como única propuesta, por la interrupción de su embarazo por falta de medios, asesoramiento o ayuda.
La acogida y la escucha son fundamentales para la mujer embarazada. Proporcionar asesoramiento profesional, acompañamiento y atención de sus necesidades, todo porque queremos que la mujer se sienta escuchada, atendida y acompañada. Intentamos con esto que en ningún momento tenga la sensación de soledad y abandono, sobre todo respetando cualquier decisión por la que opte.
La gran  mayoría de las veces no son aquellos planteamientos de una interrupción voluntaria los que en el fondo del corazón y de la mente ellas desean. Nos hemos encontramos con casos de mujeres que, tras afrontar la experiencia de una interrupción voluntaria del embarazo, exponen la situación de dolor, vacío y culpabilidad en la que están. Acuden para pedir ayuda psicológica o de tipo legal  para encontrar una respuesta o intentar sanar dentro aquello que las abate. ¿Y quién advierte de esto? ¿Quién borra esas sensaciones de culpabilidad y daños psicológicos que la invaden?    
Esta experiencia de meses en la Plataforma de Ayuda a la Mujer Embarazada me ha permitido reforzar valores como el verdadero sentido de la vida, la dignidad de la persona, la libertad y el respeto. Pero también a cuestionarme ciertos pensamientos y convicciones, haciéndome replantear, por ejemplo, sobre información y formación  de la afectividad y educación sexual de conocernos a nosotros mismos, de conocer nuestra afectividad, de cómo relacionarnos, porque puede ser una posibilidad de elegir libremente tus relaciones, de mejorar la calidad de vida al ser seres humanos y, por todo lo que implica nuestra complejidad, es valor primordial que nos queramos a nosotros mismos para amar verdaderamente al otro, porque no amamos lo que no conocemos. Así podremos descubrir la riqueza y el potencial que hay en nosotros y en los demás.
                          
                                                                                                      Karla F. Córdova Ortiz
                                                                                                             Pedagoga

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