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miércoles, 11 de mayo de 2011
Evidencias científicas del dolor que sufre el feto al ser deliberadamente abortado
Evidencias científicas del dolor que sufre el feto al ser deliberadamente abortado
Por los doctores Vincent J. Collins y
Steven R. Zielinski y el abogado
Thomas J. Marzen, Esq.
Introducción
Este artículo es la traducción de una parte del informe titulado "Fetal Pain and Abortion: The Medical Evidence", publicado por AUL Studies in Law & Medicine, No.18, Copyright 1984, Americans United for Life, 343 S. Dearborn Street, Suite 1804, Chicago, IL 60604. Se reproduce con la autorización de los autores.
El 30 de enero de 1984, el Presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, en un discurso ante los participantes de la convención de medios de comunicación religiosos en Washington, DC, habló de muchas cosas; pero, un comentario suyo llamó la atención de la prensa inmediatamente: "Cuando las vidas de los niños no nacidos son destruidas, a menudo ellos sienten dolor; un dolor que es prolongado y desesperado".
Las afirmaciones del señor Reagan no eran casuales ni improvisadas. Seis semanas después, el 6 de marzo de 1984, usando un lenguaje levemente distinto; pero igualmente fuerte, volvió a abordar la misma idea terrible en los siguientes términos: "Cuando se producen los abortos, los niños no nacidos que están siendo destruidos frecuentemente sienten un dolor intolerable".
Como era de esperar los pro-abortistas no podían dejar sin respuesta dichas afirmaciones. No podían darse el lujo de que la cuestión del dolor del feto entrara al acalorado debate entre la postura provida y la postura anti-natalista; pues, si se le permitiera al público conocer lo que realmente sucede, este tema de por sí cambiaría totalmente la situación. Por lo menos dejaría al descubierto a los anti-natalistas, quitándoles el manto de "compasión" con que se visten. Se necesitaba una acción rápida.
Al día siguiente de los primeros comentarios del presidente, se le dio a la prensa una respuesta "oficial". Su autor fue el Dr. Ervin Nichols, portavoz del American College of Obstetricians and Gynecology (Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos). La respuesta decía: "Nosotros no tenemos conocimiento de ningún tipo de evidencia que pueda sustentar la afirmación de que el feto siente dolor" (The New Cork Times, 31 de enero de 1985). Sin embargo; más tarde, el Dr. Nichols sintió la necesidad de retractarse parcialmente, calificando su propia afirmación original y afirmando, según el Washington Times, en su edición del 10 de febrero de 1984, que "la forma en que se informó sobre sus opiniones era 'parcialmente correcta'". Y agregó que él emitió su opinión en el contexto del desarrollo de un niño no nacido durante el primer trimestre del embarazo y probablemente el mes y medio siguientes. El Dr. Nichols también procedió a aclarar que él no era cirujano fetal y que por lo tanto carecía de experiencia y de conocimiento directo en ese campo.
Mientras tanto, 26 especialistas en el campo de la fetología, incluyendo dos ex-presidentes del mismo colegio profesional, enviaron una carta a Washington, DC, diciendo: "Señor Presidente, al llamar la atención sobre la capacidad del feto humano para sentir dolor, usted está respaldado por bases firmemente establecidas". La carta continuó con una denuncia vigorosa de la respuesta original del Dr. Nichols, que después de todo, llevaba implícita la pregunta: ¿Está consciente el niño no nacido --no el investigador-- del dolor?)
Otro médico, el Dr. William Hogan, miembro del Colegio, expresó su consternación ante la afirmación del Dr. Nichols y citó numerosas obras reconocidas de fetología, algunas de más de veinte años de publicadas, que apoyan las afirmaciones acerca de la existencia del dolor del feto (The New York Times, 26 de febrero de 1984).
Lo que todo esto podría significar para el debate sobre el aborto se subraya en el artículo "Fetal Pain and Abortion: The Medical Evidence" ("dolor del feto y del aborto: La evidencia médica"), de Vincent J. Collins, Steven R. Zielinski y Thomas J. Marzen; quienes afirman que "la existencia del dolor en el feto, como resultado del aborto, trasciende las abstracciones filosóficas y las nomenclaturas científicas, para llegar directamente al corazón". Y luego continúan diciendo: "...La importancia de esto radica en que mucha gente hace juicios éticos y políticos basados en impulsos de simpatía, que tienen poco que ver con la razón o las nociones de justicia. El aborto es tolerado o aprobado debido, principalmente, a sentimientos de simpatía para con la mujer embarazada; que parecieran entrar en conflicto y anular toda evaluación del contenido moral de su conducta. Pero, al entender el dolor del feto y reconocer su realidad, este se contrapone al reclamo emocional de la mujer. Es cierto que la mujer podría resultar "herida" en algún sentido si no pudiera abortar; pero, su niño no nacido seguramente experimentará un dolor mortal al ser abortado. Implícita en esta línea de pensamiento hay una identificación con el feto, posición anteriormente reservada para la mujer".
¿Cómo sabemos que el feto siente dolor?
Antes de estudiar la evidencia sobre la existencia o ausencia del dolor en el feto, podemos preguntarnos: ¿cómo sabemos que verdaderamente se siente dolor? En el contexto de la vida real, esta pregunta parece no tener impacto. Sabemos que el dolor existe porque lo hemos experimentado. Sin embargo, ¿cómo sabemos que alguien está sintiendo dolor? Usualmente, la persona que sufre dolor lo expresa. Pero hay personas o seres que no pueden hacer esto; pues no poseen un lenguaje conceptual. Tal es el caso de los no nacidos, los infantes y los animales. Entonces, ¿cómo podemos saber lo que están sufriendo cuando experimentan dolor? Algo que podemos hacer es observar cómo reaccionan y tratar de descubrir la causa por la cual actúan de esa manera. Muchas veces, esto es todo lo que necesitamos para descubrir lo que se nos quiere trasmitir de manera directa y clara.
Los niños emplean una táctica muy efectiva cuando les duele algo: el llanto. Todo aquel el que se encuentra cerca de un niño que se queja llorando puede escuchar su lamento. No todos los llantos tienen la misma vibración o sonido, pero aún los que han sido padres por primera vez aprenden muy pronto a diferenciar las distintas intensidades de los lamentos que provienen del recién nacido. ¿Fue ese un llanto de dolor, de hambre o simplemente busca un poco de atención? Puesto que los recién nacidos tienen tanta necesidad de protección permanente, la naturaleza ha dotado a los padres de una percepción especial para detectar el peligro. Estos instintos paternales son tan sensibles a cualquier daño que pueda sufrir el niño que, normalmente, papá y mamá fácilmente se identifican con sus hijos. Por eso es que los padres no tienen inconvenientes en interpretar el mensaje del llanto. En un sentido real, algo intrínsico en ellos comunica su debida participación en la situación perturbadora en la que se encuentran sus niños.
La situación en los animales se presenta algo distinta. Es cierto que cuando los animales están alterados también gimen, tiemblan y algunas veces "lloran" de una forma casi humana. A pesar de estamos conscientes de que no son de nuestra carne y sangre, de hecho no son siquiera de nuestra misma especie, rápidamente nos conmovemos con un animal que sufre e inmediatamente hacemos a un lado nuestras diferencias específicas para hacer frente al dolor. En otras palabras, cuando aparece alguna indicación de dolor, no tenemos problemas en reconocer que los animales merecen nuestra simpatía. Vemos un caballo cojo lamiéndose su pata lesionada y entendemos por qué lo hace. Observamos los brincos de un conejo, al liberar su pata quebrada de una trampa de hierro, y podemos asegurar que el tembloroso animal está sufriendo dolor.
Nuestra simpatía por los animales nos mueve más lejos. No es necesario contemplar al animal sufriendo para saber que si fuéramos víctimas del mismo daño, definitivamente estaríamos adoloridos. La pobre ballena arponeada que hala un barco de 300 toneladas, sus pobres ballenatos aterrorizados y abandonados a morir en el hielo son evidencia de la existencia del dolor. El hecho de que estos animales están atormentados es indudable.
¿Cómo podemos darnos cuenta de que el feto siente dolor?
Ahora estamos listos para considerar nuestra pregunta original: ¿Cómo podemos darnos cuenta de que el niño o la niña que está dentro del vientre materno siente dolor?
Al igual que los recién nacidos y los animales, los no nacidos carecen de palabras para explicarnos lo que les ocurre. Sin embargo, tienen un lenguaje claro que es difícil de mal interpretar. Sus acciones son elocuentes para cualquiera dispuesto a verlas.
Pero, ¿no es ese precisamente el problema? El vientre materno es opaco y no se puede ver al niño en su interior. Bueno, esa era la situación antes; pues la tecnología moderna ha enriquecido la ciencia de la fetología con unos instrumentos de investigación maravillosos como la fibra óptica, el ultrasonido, los EKG fetales (Electrocardiogramas), los EEG fetales (Electroencefalogramas) y otros sofisticados instrumentos de investigación, que permiten obtener observaciones muy exactas y claras del medio y del comportamiento del feto. Como dijera un científico: "Hoy tenemos una ventana al vientre materno".
¿Cuál es el resultado de esta observación a través de la ventana al vientre materno? Sólo señalaremos algunos ejemplos para indicar las distintas observaciones realizadas. Cada día que pasa aprendemos algo nuevo.
1. Antes de finalizar el segundo mes del embarazo, hay una clara respuesta del feto a los estímulos. Las ondas del EEG revelan que el cerebro del niño no nacido está funcionando.
2. Entre la octava y la décima semana, ya se puede detectar la actividad del tálamo, donde se encuentra el centro del dolor. Los receptores sensoriales nerviosos están en la piel antes de la novena semana de gestación.
3. Hacia el día 77 de vida en el vientre materno, el niño ya puede tragar (a una velocidad que varía según el nivel de dulce de la sustancia que esté tragando).
El Dr. Thomas Verny, autor del libro The Secret Life of the Unborn Child ("La vida secreta del niño no nacido"), afirma que si a la mitad del período del embarazo, (hacia la mitad del quinto mes) se coloca una luz muy luminosa sobre el abdomen de la madre, el resplandor inducirá al niño o la niña a mover sus manos para protegerse los ojos. La música a alto volumen inducirá una respuesta similar de las manos hacia las orejas. A partir de las 19 semanas de gestación, se ha registrado el movimiento rápido de los ojos (REM por sus siglas en inglés) con el que los investigadores miden los estados de alerta, de dormir y los sueños. (¿De manera que los niños en el vientre materno sueñan?)
Todo esto nos indica que, mientras más aprenden los investigadores sobre la vida prenatal, más se impresionan con las conductas de vida independiente y búsqueda de preservación que se dan en el habitante del vientre materno. Inclusive las sensaciones desagradables leves no son bien toleradas. El valeroso pequeño responde con movimientos defensivos y correctores asombrosos.
Si este ser exquisitamente sensible es atacado por el aborto, ¿cómo podemos saber lo que le está a punto de suceder?
Ya no tenemos que adivinar. En 1984 durante la Convención del Comité Nacional Pro-Vida en Kansas City, Estado de Missouri, Estados Unidos, el Dr. Bernard Nathanson, un ex-abortista que ahora dicta conferencias a favor del derecho a la vida, mostró una película extraordinaria, un sonograma (película de ultrasonido) de un aborto por succión. Lo que sigue es el relato de una de las delegadas, la Sra. Sandy Ressel:
"El doctor decía: 'La pequeña niña tiene diez semanas de vida y es muy activa'. Podíamos verla en sus juegos moviéndose, volviéndose, y chupándose el dedo pulgar. Podíamos ver su pulso normal de 120 pulsaciones por minuto. Cuando el primer instrumento tocó la pared uterina, la niña se replegó inmediatamente y su pulso aumentó considerablemente. El cuerpo de la niña no había sido tocado por ningún instrumento, pero ya ella sabía que algo estaba tratando de invadir su santuario.
"Nosotros vimos con horror como, literalmente, maltrataban y descuartizaban a este pequeño ser humano inocente. Primero la espina dorsal, luego la pierna, pieza por pieza, mientras la niña tenía violentas convulsiones. Vivió casi todo este trágico proceso tratando de esquivar el instrumento cortante. Con mis propios ojos le vi echar su cabeza hacia atrás y abrir su boca en lo que el Dr. Nathanson llamó 'un grito silencioso'. En una parte de estas escenas sus pulsaciones habían llegado a más de 200 por minuto, porque tenía miedo. Por último, fuimos testigos de la macabra silueta del forceps que buscaba la cabeza para destrozarla y retirarla, ya que era muy grande para pasar por el tubo de succión. Este proceso homicida tomó de unos 12 a 15 minutos. El abortista que practicó esto lo había filmado por curiosidad. Cuando vio la película dejó la clínica de abortos y nunca más volvió."
El aborto por succión apenas descrito es uno de los métodos explicados en los manuales del aborto. Otro método es el del aborto por dilatación y evacuación, que se practica en embarazos de más de 12 semanas. El procedimiento produce una innumerable cantidad de heridas de cuchilla, hasta que se produce la muerte del bebé no nacido, y dura aproximadamente unos 10 minutos.
Para los abortos tardíos de bebés no nacidos de más de 14 semanas de gestación, existe un tercer método que consiste en inyectar una solución salina hipertónica de alta concentración dentro del saco amniótico. Un manual de obstetricia lo describe así: "Esta solución altera la placenta, logrando la expulsión fetal 48 horas después de la inyección de la solución".
Las siguientes declaraciones forenses explican con más detalle el método de aborto por solución salina: "La acción corrosiva de la solución salina quema las capas superiores de la piel del feto. Cuando el feto es expulsado hay edema extensivo y degeneración de las submembranas. Al dañar de esta forma la superficie del feto, la salinidad excita los receptores del dolor y estimula los conductos neurales del sistema nervioso central en funcionamiento durante el curso del aborto y hasta el momento de la muerte del feto."
Finalmente, toda duda sobre la existencia de dolor intenso producido por el método de aborto por solución salina desaparece cuando vemos cómo en los manuales sobre el aborto se advierte a los médicos no dejar que ni siquiera unas gotas de la solución salina entren en contacto con los tejidos maternos, porque le producirían un "intenso y severo dolor". Esta es la misma solución en la cual el bebé nada y la cual traga durante dos horas hasta que se produce la muerte.
Otro procedimiento que se utiliza para practicar abortos tardíos es la inyección de prostaglandinas. Estas son unas potentes sustancias químicas que comprimen los vasos sanguíneos e impiden el funcionamiento normal del corazón. ¿Sentirá dolor el feto durante este procedimiento? No tenemos forma directa de saberlo. Sin embargo, podemos preguntarle a un paciente con angina de pecho. Este tipo de pacientes sufre espasmos agudos en el pecho porque algunos de sus vasos sanguíneos están comprimidos. Parece razonable suponer que igualmente doloroso es la contracción de los diminutos vasos sanguíneos del bebé no nacido. También podríamos hacer estas preguntas a alguien que haya sobrevivido a un ataque cardiaco: ¿Cómo se siente? ¿Duele? (Nota de Vida Humana Internacional: Los médicos pro-vida usan, sin intenciones abortivas, las prostaglandinas para la inducción de trabajo de parto en casos en los que hay necesidad de hacerlo, y no se reportan muertes fetales por esa causa, siendo considerado un método adecuado para esos fines. Todo consiste en vigilar la actividad uterina y mantenerla en límites normales.)
Otro efecto intencional de este químico es inducir el parto de un bebé que nace muerto. Con este método, el infante muere muy lentamente, quizás al cabo de dos días, a causa de complicaciones cardiovasculares. Aunque se supone que la muerte debe ocurrir dentro del vientre materno y usualmente así ocurre, algunas veces el niño nace con vida. Probablemente su vida será muy corta, porque lo que no pudo la violencia dentro del vientre materno, la no tan benevolente negligencia externa lo logrará: el pequeño no contará con la asistencia o ayuda del personal médico entrenado que está presente en la sala.
Escuchando el "grito silencioso"
Este punto nos trae a nuestra consideración final. No olvidemos las palabras del académico John Noonan, en su libro New Perpectives on Human Abortion ("Nuevas perspectivas sobre el aborto en los seres humanos"), Aletheia Books, University Publications of America, Inc., donde se nos recuerda el trauma que ocurre en todos los abortos:
En esa obra, Noonan dice: "Independientemente del método que se utilice, los niños están sufriendo el peor de los males corporales, el final de sus vidas. Están pasando por la agonía mortal. A pesar de su precaria existencia, de sus limitadas capacidades cognitivas y de sus rudimentarias sensaciones, están experimentando la desintegración de su ser y la terminación de sus capacidades vitales. Esta experiencia en sí es dolorosa".
Y continúa diciendo: "No hay leyes que regulen el sufrimiento de los abortados, aunque sí las hay para mitigar el dolor de los animales... Es un signo, no de error o debilidad, sino de compasión cristiana el amar a los animales. ¿Podrán aquellos que se sienten conmovidos por la ballena arponeada, sentir compasión por el niño impregnado de solución salina...? Todo nuestro conocimiento del dolor ajeno es por simpatía, pues no sentimos el dolor de otros. Es por eso que el dolor ajeno es tan tolerable para nosotros. Pero si nos identificamos con los que sufren, ¿podremos sentir algo de lo intolerable".
El señor Adrian Lee, columnista del diario Philadelphia Daily News, concuerda con el profesor Noonan: "El debate sobre el aborto ya no volverá a ser el mismo.... Las distinciones entre la vida y la vida potencial tienden a ser abstractas... pero, al hablar del dolor surge la imagen del niño indefenso, rodeado de cuchillas quirúrgicas tormentosas y soluciones (salinas) en el lugar donde se supone que esté más seguro: el vientre materno. Al abortista inyectar la solución que quema la piel del niño, realmente despelleja al feto en vida, ¿quién no reacciona?" (Philadelphia Daily News, 6 de marzo de 1984).
Existe la aterradora posibilidad de que el profesor Noonan y el señor Lee sean muy optimistas. Con tristeza nos percatamos que podría haber gente que no reacciona a nada de esto. ¿Por qué? Porque irónicamente es demasiado "doloroso" para ellos pensar en estos asuntos. Por eso miran hacia otro lado, pretendiendo que estos horrores no están sucediendo en nuestro mundo.
Nos viene a la mente una comparación. En 1966, el Dr. Fredric Wetham escribió un libro titulado A Sign for Cain ("Una señal para Caín"), que fue publicado originalmente en inglés por Ligouri Publications (Box 060, Ligouri, Missouri, 63057, USA), y que documenta el programa de eutanasia realizado por médicos alemanes desde 1939 hasta 1945. Aunque actualmente este libro está agotado, algunas secciones de los capítulos 8 y 9 están disponibles en The German Euthanasia Program: Excerpts from A Sign for Cain ("El programa alemán de eutanasia: Fragmentos de 'Una señal para Caín'"), Cincinnati: Hayes Publishing Company, 1978. (Para obtener esta publicación, diríjase a Hayes Publishing Company, 6304 Hamilton Avenue, Cincinnati, OH45224.) En el capítulo 8 del libro original, que se encuentra parcialmente en esta publicación apenas mencionada, se encuentra el siguiente párrafo:
"Tenemos una propensión a pensar en los campos de concentración como sitios cerrados, con unos cuantos edificios rodeados por cercas de alambre de púas y ubicados en sitios aislados. En realidad eran barracas, muchos edificios, grandes instalaciones industriales, fábricas, estaciones ferroviarias....Todos estos agregados cubrían extensos territorios e involucraban extensas redes de comunicación. Estas ramificaciones por sí solas demuestran lo absurdo que es afirmar y creer que la población no sabía nada sobre ellos. Estos campos eran centro del interés público. Miles de personas en los campos y en la población en general tenían contactos laborales con ellos" (página 10).
¿Cuántos miles de personas están involucradas en el negocio multimillonario de la industria del aborto? ¿Podemos pretender que no sabemos lo que sucede en nuestro país? ¿Quién no ha escuchado los debates en el Congreso, las cortes y las cámaras estatales? Cuando diariamente camino al trabajo, paso frente a lindos y aseados edificios que eufemísticamente se llaman "Centro de Salud Femenina" o "Clínica de Reproducción Familiar", pero que en realidad son clínicas de abortos. ¿Podemos fingir ignorar lo que realmente se está haciendo en ellos?
Una cosa es cierta, el aborto es un baño de sangre acompañado de dolor, y continuará mientras sigamos ignorando esta realidad. Si desviamos nuestra mirada a lo que ocurre en este océano de sufrimiento, si rehusamos reconocer la atrocidad que se cometen con las 1,5 millones de pequeñas víctimas del aborto quirúrgico cada año (un aborto cada 21 segundos en Estados Unidos), si tapamos nuestros oídos a todos esos "gritos silenciosos" que emanan del vientre de la madre, ¿sería entonces posible podremos afirmar que somos seres humanos con compasión por los demás? Si sabemos todo esto y no hacemos nada para evitarlo, ¿cómo podemos llamarnos civilizados? Pero, en el fondo, lo que digamos de nosotros mismos no tiene mucha importancia; más bien lo importante es: ¿Qué excusa daremos ante el Tribunal de Dios?
CREACIÓN PLATAFORMA DE AYUDA A LA MUJER EMBARAZADA
El jueves 8 de julio por la mañana se presentaba, en el salón de actos de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Jaén, la Plataforma de Ayuda a la Mujer Embarazada y su manifiesto para la atención a la mujer embarazada, elaborado a finales de junio. Dicha plataforma está constituida por Cáritas Diocesana de Jaén, la Delegación Diocesana de Familia y Vida, la Asociación Red Madre, la Asociación Adevida, la Asociación Derecho a Vivir y las Hermanas de Ntra. Sra. De la Consolación Casa Santa Mª Rosa Molas.
"Estamos en un momento crucial, ya que el pasado lunes, como saben entró en vigor la nueva ley de aborto. Nosotros, desde hace ya varios meses, estamos reuniéndonos con el fin de iniciar actividades para presentar una opción distinta a la que está planteando el Ministerio de Igualdad", explicaba el director de Cáritas Diocesana de Jaén, Rafael López-Sidro.
Según el director de Cáritas Diocesana el manifiesto que ha desarrollado la plataforma consta de ocho puntos claramente diferenciados: "Nuestro apoyo total a la vida de los seres humanos desde el momento de su concepción hasta el ocaso..."
"...Nuestro rechazo a toda legislación que atente al derecho a la vida de todo ser humano. El rechazo, también, a toda normativa que limite o anule el legítimo derecho de los padres a educar a sus hijos de conformidad con sus convicciones morales y religiosas. La reclamación del amparo basado en el derecho constitucional de tutela judicial efectiva a favor de la vida de toda persona concebida, y de los padres para educar a los hijos sin la intromisión ni fiscalización de los poderes públicos. La reclamación de información y asesoramiento de la mujer. La reclamación de unas normas que protejan el derecho a la vida del no nacido y el derecho a ser madre con la adopción de medidas que faciliten la consecución de estos derechos. La reclamación del respeto a la objeción de conciencia de todos los profesionales de la sanidad, profesionales de la educación, así como de los padres. Y por último, esta plataforma se ha creado para coordinar los apoyos necesarios a las mujeres que pasen por dificultades durante el embarazo, el nacimiento de su hijo y el mantenimiento de su familia, hasta que pueda desenvolverse de manera autónoma".
Asimismo, López -Sidro aseguró que van a repartir 100.000 folletos por toda la provincia de Jaén con el fin de dar a conocer el procedimiento de ayuda que está poniendo en marcha dicha plataforma. "Va a haber un teléfono, el 659 51 63 54, que va a estar permanentemente a disposición de las personas que lo puedan necesitar. Aunque también pueden asistir directamente por las mañanas al centro de orientación familiar situado en la calle San Clemente. Ese será el primer contacto. Después los profesionales voluntarios serán los encargados de ponerse en contacto con ella: ayudarla y orientarla en lo que necesite. A partir de ahí establecemos un itinerario para trabajar con esa persona".
La nueva plataforma cuenta con el apoyo de médicos, pedagogos, psicólogos, ATS, abogados, etc. Voluntarios de todas las especialidades con el fin de orientar a la mujer en todos los aspectos posibles. Asimismo, también cuentan con otros voluntarios, gente de a pie, que acompañarán a las mujeres a los médicos o que simplemente les proporcionarán compañía.
Por su parte, el delegado episcopal de Familia y Vida, Francisco de la Torre, quiso insistir en que aunque están en contra de la nueva ley, el objetivo fundamental que les ha llevado a la creación de la plataforma es apoyar a las mujeres embarazadas. "Desde la delegación estamos siempre a favor de la vida. Por eso hemos creado esta plataforma, para buscar los recursos y que esas personas puedan seguir adelante, porque no se trata simplemente de atender a esas personas, sino que luego esas personas necesitan un lugar donde estar, una alimentación, un acompañamiento,… por tanto, nosotros aunque rechazamos la nueva ley, lo que intentamos es acompañar a aquellas personas que tienen dificultades. Por eso Cáritas pone su participación económica y de apoyo; las distintas asociaciones denuncian, promueven, hacen propaganda; y la Delegación Episcopal de Familia y Vida intenta colaborar también con su centro de orientación familiar para atender a esas personas".